martes, 29 de septiembre de 2009

Luz Letts

Luz tuvo la amabilidad de atenderme una tarde de junio. Me recibió en su nueva hermosa casa, me dice que está un poco cansada con toda la mudanza y al ver tantos objetos artísticos dentro, me imagino lo delicado y complicado que debe haber sido, sin embargo amablemente me recibió; y con una sencillez absoluta me lleva muy alto, al último piso, hacia el enorme taller que comparte con su esposo Eduardo Tokeshi (GRAN artista), este es un lugar increíble, techos muy altos, bien iluminado, muy moderno.

No le gusta las cámaras y me dice “ …a mi no, …para qué? lo importante aquí es mi trabajo.” Pero me deja filmar para la documentación. Empecé preguntándole sobre cómo se vinculó al arte, me responde que no llegó al mundo artístico directamente, si no que estuvo dando vueltas por el diseño gráfico y por el secretariado, secretariado??
me sorprendió un poco saber esto, pues me parece que el arte y el trabajo de oficina son actividades sumamente diferentes, ella me dice que su experiencia en el secretariado le ha servido en su vida cotidiana para organizarse. No se decidió en un inicio por la pintura, por que tenia una idea equivocada de lo que era ser un artista, como todos pensaba que los artistas eran bohemios borrachos, le pregunto si es así en la realidad, ahora que lo sabe, y me dice “para nada!!”

Después le pido que hable sobre su trabajo, me responde que para los temas de sus cuadros toma de la vida cotidiana, de su entorno, de la calle, de la coyuntura del país, de todo lo que está a su alrededor y lo vuelca en su pintura, que más que pintura parecen dibujos en gran formato.
Ella en estos dibujos denuncia cosas importantes, “cosas simples” dice ella, pero yo, cada vez que los veo, veo más, y no son cosa que uno quisiera ver, pero como las presenta de una manera tan sutil, tan amigable, te quedas mirando; me dice que quiere seducir la mirada del espectador y cuando tiene su atención, decirle todo de frente.




Algunas de sus obras me crean una cierta tristeza, otras me hacen sentir vergüenza, algunas un poco de rabia y todas están envueltas en un ambiente un tanto claustrofóbico, del que normalmente trataría de escapar, pero como todo lo que dice luz lo hace con una voz suave y serena, no te vas corriendo, sino que atiendes y te lo hace comprender, puede ser que su experiencia en la docencia le haya dado ese don de hacerse entender.

Me cuenta que se vale de la figura humana para plasmar esas sensaciones, y para esto crea unos personajes básicos, casi sin rasgos, casi sin rostros, varios juntos, colectivos de gentes, representando temas sociales, denunciando la calle, estos personajes pequeños sin rostro, somos todos los que compartimos un entorno, anónimos, la masa. Últimamente esos personajes se han atrevido a crecer y se han adueñado del formato y ya se animan a contar historias más individuales, o mejor dicho es como mirar con zoom a los anteriores. Los cuadros de Luz están muy bien ejecutados y sus pinceladas están tan cargadas de humanidad, que parecen firmas o huellas digitales.

Me dice que pasa por dos momentos en su creación, primero esta todo el proceso mental, la idea, la craneada, y segundo por el proceso de la ejecución física de la obra, los dos procesos son arduos e igual de placenteros.

Nos muestra un trabajo suyo que es como una ruleta, y hace alusión al papel del juego en el arte, me dice que el juego está presente en su arte y en su vida, por que sino ¿cómo podría seguir adelante con todas las cosas feas que pasan?, el juego le da el equilibrio que necesita su vida, y me parece que ese ingrediente le da a su trabajo lo justo para que sus imágenes no sean tristes, sino deliciosamente melancólicas, imágenes hermosas, llenas de serenidad.
Luz es muy sincera y eso se refleja en su pintura, su obra es como ella, suave pero a la vez valiente, su arte denuncia, pero al mismo tiempo nos da esperanzas, creo que estamos en el momento justo para abrir los ojos a lo que Luz Letts nos quiere decir.

martes, 1 de septiembre de 2009

Abel Bentín


Tuvimos la suerte de conocer a Abel Bentin, fuimos invitadas al universo de su pintura. Abel es joven, 25 años, pero su arte es el de un grande, sus trazos perfectos, seguros, casi se podría decir que Abel es un dibujante (muy fino), que utiliza el color.


Abel nos hace pasar a su taller que queda en el techo de su hermosa casa, llena de exquisito arte, y sobre todo de su arte. Me encantó que sus trabajos estuvieran por toda su casa, en la sala, comedor, ocupando su espacio justo, su familia sabe que Abel es un gran artista y están orgullosos.


Su taller por el contrario es totalmente distinto, su espacio privado esta lleno de sus objetos, juguetes y pequeñas cosillas curiosas, que en sus viajes y paseos recolecta al encontrarlas interesantes o divertidas, sobre todo juguetitos plásticos de figurillas, y es que Abel tiene un poco de niño, lo notamos en su risa y en su mirada, y vuelvo a pensar que los artistas serán siempre jóvenes, porque no dejan morir esa esencia que llevan desde niños, creo que ese niño fue el que vimos a través de los ojos de Bentin.
Buenísima gente deja que lo filmemos, fotografiemos, entrevistemos, una persona generosa en todo aspecto, pero sobre todo en su trabajo, pues estos muestran su compromiso y entrega, unas obras tan bien ejecutadas que cuesta creer que un chico tan joven las ha realizado.

Nos empieza a contar como fue su decisión de ser artista, desde niño le nacia dibujar, dibujaba compulsivamente, tuvo la suerte de estudiar en un colegio donde otorgan bachillerato en artes plásticas,(que chévere). Nos comenta que su decisión de estudiar arte en la Católica, no fue tan celebrada por su familia, pues temían que con el arte no podría sobrevivir (estoy segura que eso ha cambiado totalmente).


Cuando ingresó a la Católica en un primer momento le costó la pintura académica, pues lo suyo es una nota mucho más gráfica, colores planos, líneas marcadas, mucho dibujo y en la universidad tenía que adaptarse a la academia o si no lo jalaban, pero él reconoce que le ayudó mucho aprender a pintar clásico, aunque nos dice que fue realmente en cuarto año que empezó a pintar en su verdadero estilo, (desde antes de la universidad, ya pintaba esos misteriosos personajes llenos de ojos) y es que desde ahí su pintura y su propuesta pictórica van madurando y tomando forma; termina la universidad con un promedio excelente y con el reconocimiento de todos sus profesores.


Nos cuenta que su propuesta en un inicio fue de temática social, (muchos de esas obras están en su sala), demostrando en estos su sensibilidad para estos temas.
Luego Bentin cambia y nos muestra unos trabajos magníficos hechos en tela , como peluches, voluminosos, traviesos y nos explica, que representan a la comida, que en nuestra sociedad Light, se ha vuelto nuestra enemiga, entonces estos seres comestibles se muestran como malvados, pero muy divertidos, helados, hamburguesas, el juega con el humor del espectador.

Bentín ha participado en diversas muestras colectivas importantes pero felizmente le toca su individual, en julio expone su primera muestra individual en la cafetería de Lucia de la Puente y nos adelanta que el tema va a ser el de la comida maldita. En marzo del 2010, le toca como tenía que ser, en la Sala Grande.








Bosque, Acrílico sobre tela .




Cabezas,Instalación.



SRL



Muerte,Acrílico sobre tela.





Subasta Silenciosa (Máscara benefica )




Subasta Silenciosa (Máscara benéfica)